Serie de papeles hechos a mano con fibras vegetales, pintados con desinfectantes de heridas y grabados con luz láser. Estos trabajos exploran un lenguaje sincrético donde se fusionan tecnologías ancestrales y contemporáneas.
La realización de cada papel toma la forma de un ritual, que lleva entre uno y dos meses de trabajo y cuyas acciones son realizadas dentro de un “témenos” efímero que dibujo en el piso a partir de las proporciones de mi cuerpo. Este “espacio sagrado” es transmutado e incorporado al papel por medio de este ritual.
Las piezas resultan una suerte de superficie escultórica que interpela la capacidad del cuerpo de ser tanto soporte de heridas físicas como registro de heridas psíquicas.