Por Juan Pablo Ferlat, texto curatorial de la muestra homónima, 2013.
Moluscos y artrópodos fueron los primeros organismos en poder orientarse mediante un sistema visual de alta complejidad. Fue esta nueva capacidad para orientarse por referencias visuales, la que permitió gracias a la evolución del ojo y del cerebro, la emergencia de formas de comportamiento hasta el momento imposibles.
Los científicos que exploran lugares extremos como el fondo del océano, orbitan fuera de la atmósfera en gravedad cero, bucean en las profundidades de la materia con microscopios electrónicos y supercolisionadores de partículas. Estos hombres y mujeres se encuentran en territorios extraños, donde el sentido común resulta inaplicable. Donde reducir lo extraño a lo familiar es tanto inútil como riesgoso
Los artistas también se arrojan en búsqueda de espacios imposibles o impensables, mas allá de sus dominios, como echas en llamas que iluminan la oscuridad. Trabajan entrando, saliendo, bordeando y atravesando los confines en un safari sin brújula.
Estos lugares donde no existen mapas reconocibles ni puntos de referencia para orientarse, son las zonas de frontera. En estos territorios convergen científicos, artistas y exploradores para abismarse en búsqueda de descubrimiento.